Sánchez habla de la inflación como si encima le tuviéramos que estar agradecidos
La inflación ha superado el umbral del 10% y el presidente del Gobierno considera que sus medidas han dado resultado. En estas circunstancias, ¿cómo tomarse la declaración del presidente del Gobierno? Hay mucho de afrenta y mucho de insensibilidad en las presuntuosas palabras de Sánchez, que sigue presumiendo de gestión cuando la realidad desmonta cada día la petulancia insoportable de un personaje que todavía es capaz de sacar pecho cuando la situación de millones de familias españoles es desesperada. ¿Es que todavía le tenemos que estar agradecidos por reducir el IVA al 5% cuando dos semanas antes de anunciar la medida insistía en que era un parche? ¿Es que tenemos que agradecerle que la luz haya seguido subiendo pese al tope del precio de gas, esa medida que según el Gobierno iba a reducir la factura eléctrica un 30%? ¿Es que tenemos que agradecerle la subvención de los 20 céntimos de la gasolina, cuando desde que empezó el descuento el precio de los carburantes ha subido 40 céntimos? ¿Es que tenemos que agradecerle que todas y cada una de las medidas, algunas tomadas en contra de su propia voluntad, no hayan servido para gran cosa? El problema es crítico y Sánchez presume de combatir una neumonía con aspirinas.
Lo peor está por llegar y el Ejecutivo de Sánchez lo sabe, porque la inflación de julio será mucho peor que la de junio. La dinámica es imposible de frenar sin un plan de choque serio que incluya una sustancial rebaja de impuestos, porque lo que no es de recibo es que Hacienda esté ingresando por la inflación muy por encima de lo previsto y, sin embargo, el Gobierno sólo reparta migajas. Que se le meta en la cabeza a Pedro Sánchez: vamos de cabeza hacia una recesión de la economía y es urgente un plan de crisis que alivie la situación de millones de españoles que ya no pueden más. Dime de lo que presumes, Pedro Sánchez, y te diré de qué careces.
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